Nuestra banda nace en 1994, fruto de la ilusión y el apasionamiento por la música de Semana Santa de un grupo de jóvenes, que quieren aportar este estilo musical a la Semana Santa Azuagueña.
El nombre que lleva la Banda de Cornetas y Tambores, es el mismo que el del Patrón de nuestra localidad "Cristo del Humilladero".
En nuestras actuaciones lo damos todo y tratamos de disfrutar haciendo aquello que nos gusta.
"BIENVENIDOS".

Semana Santa 2024. Momentos que deberían ser eternos; XXX Aniversario de la Banda de cornetas y tambores Cristo del Humilladero.

Momentos que deberían ser eternos; XXX Aniversario de la Banda de cornetas y tambores Cristo del Humilladero.

XXX Aniversario Banda cornetas y Tambores Cristo del Humilladero.


En la vida, hay instantes que trascienden el fluir del tiempo, momentos que capturan la esencia misma de la existencia y nos transportan a un estado de plenitud inigualable. Son esos momentos que deberían ser eternos, que merecen ser atesorados en la memoria colectiva y celebrados con fervor. Y en el corazón de una comunidad, la música desempeña un papel fundamental para hacer perdurar esos instantes.

Este año, la Banda de Cornetas y Tambores Cristo del Humilladero celebra su XXX Aniversario, recordándonos la importancia de la música en la creación de esos momentos inolvidables.

Desde su fundación hace tres décadas, la Banda de Cornetas y Tambores Cristo del Humilladero ha sido mucho más que un conjunto musical. Ha sido un vínculo emocional que une a generaciones enteras, un faro de tradición y devoción en la comunidad a la que sirve. Con cada soplido de la corneta y cada golpe de tambor, esta banda ha narrado la historia de fe y esperanza de aquellos que la escuchan, transformando simples momentos en experiencias trascendentales.

Uno de esos momentos que deberían ser eternos como el Domingo de Ramos, cuando los miembros de la banda se reúnen para empezar su “Semana Grande”. El sonido resonante de las cornetas rompe el silencio de la mañana o de la tarde, anunciando la llegada de una jornada llena de significado. Es en ese instante cuando se siente la comunión entre la banda y la multitud que se congrega para presenciar el inicio de la Semana Santa. Es un momento de anticipación, de expectativa, que parece suspendido en el tiempo, como si el universo entero estuviera a la espera de lo que está por venir.

Otro de esos momentos eternos se encuentra en la procesión del Viernes Santo, cuando la banda acompaña el paso que lleva la imagen del Cristo yacente por las calles de los pueblos dónde van. El ritmo solemne de los tambores marca el compás de la marcha, mientras que las notas melancólicas de las cornetas llenan el aire de reverencia y recogimiento. Es un momento de profunda introspección, en el que cada espectador se sumerge en sus propios pensamientos y reflexiones, sintiendo la presencia divina entre la música y el silencio.

Pero quizás el momento más emocionante y conmovedor de todos sea el instante en que la banda interpreta su marcha más emblemática. Cuando los primeros acordes de la marcha resuenan en el aire, se despierta un sentimiento de unidad y pertenencia en cada corazón presente. Es un momento de celebración, de orgullo compartido por los logros alcanzados y los desafíos superados a lo largo de tres décadas de historia. Sin embargo, aunque estos momentos parezcan destinados a perdurar por siempre, la realidad es que el tiempo avanza implacablemente, llevándose consigo los instantes que tanto deseamos retener.

Es por eso que la celebración del XXX aniversario de la Banda de Cornetas y Tambores Cristo del Humilladero adquiere una importancia aún mayor. Es un recordatorio de la fugacidad de la vida, pero también de la capacidad de la música para trascender el tiempo y crear momentos que perduran en la memoria colectiva.

Así que, en este XXX aniversario, celebremos no solo la música, sino también los momentos que esta nos regala. Celebremos la devoción y la emoción que solo la música puede inspirar. Y aunque el tiempo siga su curso inexorable, que la música de la Banda de Cornetas y Tambores Cristo del Humilladero siga resonando en nuestros corazones, recordándonos que algunos momentos, aunque efímeros, pueden ser eternos en su significado.

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